La documentación fotográfica y audiovisual del trabajo de campo es un recurso fundamental para un correcto registro arqueológico. Durante la excavación se realizan fotografías digitales panorámicas, generales y de detalle de cada una de las zonas intervenidas. Adicionalmente, la extracción de cualquier hallazgo relevante como, por ejemplo, una tumba, un objeto metálico, una vasija in situ o los restos de una techumbre vegetal es filmada íntegramente.
La labor fotográfica lleva aparejada una interpretación de la pieza arqueológica que, además de proporcionar una imagen atractiva, ponga de relieve algunos de sus rasgos más relevantes. Un elemento arqueológico puede requerir imágenes diferentes según quiera documentarse la forma de su perfil o se valoren texturas, huellas de producción, desgaste o uso, o incluso detalles estéticos. El trabajo fotográfico se encargará de ilustrar gráficamente dichos aspectos.