La Fortificación de La Bastida (2.200 ANE)

El elemento arquitectónico más emblemático hallado hasta el momento en La Bastida es el sistema de fortificación localizado al norte del área de habitación del piedemonte.

El primer elemento en ver la luz en las excavaciones de 2012 fue una línea defensiva -en adelante Linea 1-, formada por lienzos de muralla de hasta 3 m de anchura, a cuyo exterior se adosan cinco torres macizas de perfil troncopiramidal. Promedian unos 4 m de anchura y se proyectan entre 3 y 3,50 m respecto a la cara externa de los lienzos de muralla. Las torres nº 1 a 4 están separadas por distancias de entre 2,80 y 4,70 m. Teniendo en cuenta el volumen de las piedras en los estratos de derrumbe excavados en el exterior, la altura original de la Línea 1 habría sido de 5 m. Hasta la fecha, su trazado ha podido documentarse a lo largo de 45 m, desde el punto más bajo muy cerca del barranco Salado y siguiendo pendiente arriba de forma casi perpendicular al curso de este. Si proyectamos este trazado hasta alcanzar y rodear la cima del cerro, la Línea 1 habría podido rebasar los 300 m, salvando desniveles de en torno al 40 por ciento.

Casi en paralelo respecto a la Línea 1 apareció una segunda línea de muralla («Línea 2»). Esta línea posee dos bastiones cuyo perímetro presenta una forma de cuarto de círculo y algo menos de 3 m de anchura. Ambas líneas definen una entrada estrecha, que sufrió varias modificaciones constructivas a lo largo de su uso. En todas ellas dispuso de postes de madera para encajar el portón y, a la vez, consolidar los muros laterales y sustentar posibles altillos de madera. La entrada da paso a un corredor o pasillo al aire libre que fue rellenándose de sedimentos, residuos variados y materiales constructivos a lo largo del tiempo.

La Línea 2 se asocia a una torre troncopiramidal de 4 m de anchura, conservada en una altura de 2,5 m. En su cara oriental se abre un hueco cuyo contorno traza un arco apuntado de 1,5 m de altura y 0,85 m de anchura en su base. Pese a que la excavación del sedimento interior no ha concluido y, por tanto, no es posible ofrecer un diagnóstico concluyente, el hueco asemeja el de una poterna, es decir, el de una puerta secundaria con un posible uso defensivo.

Las dataciones de Carbono-14 indican que la fortificación se encontraba ya en pie hacia 2200-2100 a. C. Su antigüedad y el alzado conservado de muros y torres convierten este hallazgo en uno de los más importantes de la arqueología europea de los últimos años.

Navegación 3DLevantamiento interactivo fotogramétrico en 3D del área fortificada de La Bastida

Levantamiento interactivo fotogramétrico en 3D del área fortificada de La Bastida